El sensor químico para detectar drogas ¿sirve realmente?
Uno de los métodos contra la sumisión química es el sensor químico para detectar drogas.
Afortunadamente, cada día, la sensibilidad es mayor y más entidades se suman a aquellas que toman medidas para tratar de erradicar la lacra de la sumisión química.
En este contexto, es una buena noticia que la Vicepresidencia y Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda de la Generalitat Valenciana esté presente en el Medusa Sunbeach Festival, el Festival Mediterranean y el Rototom Sunsplash, que se celebran durante el mes de agosto en Cullera, Gandia y Benicasim con Puntos Violeta de Información.
Según se publica en el comunicado de la Generalitat con las instalaciones de Punto Violeta se pretende garantizar espacios libres de comportamientos y agresiones sexistas.
Tal y como anunció hace unos días la vicepresidenta y consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, Susana Camarero, en estos Puntos Violeta también se dispensará de manera gratuita un sensor químico para detectar drogas de sumisión. Su objetivo es “prevenir comportamientos y agresiones sexistas”.
El sensor químico para detectar drogas se ofrecerá a todos los y las jóvenes que asistan a los festivales y es una herramienta más que desde la Vicepresidencia del Consell se pone a disposición de los más jóvenes en la “lucha contra la violencia sexual”.
En cualquier caso, es obvio que disponer de un dispositivo como el sensor químico que detecta drogas aumenta la tranquilidad de aquellas personas que tengan la duda de si se ha vertido droga en su bebida. Sin embargo, es claramente insuficiente para hablar de espacios libres de violencia sexual.
Los espacios libres de violencia sexual requieren medidas preventivas y el sensor químico para detectar drogas no lo es
Para conseguir espacios libres de violencia sexual, se requieren otras medidas preventivas. Y el sensor químico para detectar drogas no lo es. En el mejor de los casos, es una medida de detección (cuando el daño ya puede haber sido causado).
Las medidas de prevención actúan como una barrera física que impiden o dificultan la introducción de la droga en la bebida. Ese es el caso de los tapavasos adhesivos.
Los tapavasos adhesivos cierran herméticamente el vaso dejando únicamente un pequeño agujero para la introducción de la pajita. Es una especie de precinto que sella el vaso. Por su diseño, los tapavasos protegen de todo tipo de productos ajenos a la bebida. Hablamos de drogas, pero también pudiéramos hablar de impedir la introducción de más alcohol, la caída de insectos o incluso de la arena de la playa.
Otras limitaciones del sensor químico para detectar drogas
Por otra parte, hay que señalar que, lamentablemente, el sensor químico no siempre es útil. A la hora de identificar drogas, el primer inconveniente que existe es que la droga más utilizada en los casos de sumisión química es el propio alcohol. Según datos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, en el 62% de los casos de las denuncias por agresión sexual se detecta la presencia de alcohol.
Otros estudios aseguran que, es en el 80 % de casos de sumisión química, que lo que se utiliza como “droga” es el alcohol y el 20 % restante corresponde a las benzodiacepinas, el GHB o éxtasis líquido, la ketamina, burundanga,… Es decir que una de las acciones que llevan a cabo los delincuentes sexuales es añadir más alcohol a una bebida que ya tiene alcohol. Eso es relativamente fácil. Y el exceso de alcohol también es relativamente difícil de detectar. Las consecuencias de beber más alcohol de la cuenta también son conocidas.
La presencia de una droga en la bebida o en el organismo es una clara evidencia de un intento de sumisión química. Y por eso, se desarrollan dispositivos para detectar esas sustancias en la bebida (también en el organismo). Pero, 4 de cada 5 agresiones se llevan a cabo con (más) alcohol. Y para esa situación el sensor químico para detectar drogas no es útil.
Por otra parte, los fabricantes de sensores químicos para detectar drogas reconocen que “sus dispositivos” detectan algunas de las drogas de sumisión más usadas, pero no todas. Algunos reconocen directamente que solo son capaces de detectar GHB o éxtasis líquido y la escopolamina. Algunos dicen estar trabajando para disponer de sensores sensibles a la burundanga, la droga caníbal, el smile o la metanfetamina, pero, que de momento estas drogas no son identificables. Y por eso sugieren que, si alguien no se encuentra bien, aunque su test haya dado negativo, avise a alguien de confianza y pida ayuda.
Cada año aparecen 50 nuevas drogas. Los sensores químicos siempre van por detrás
Uno de los principales inconvenientes que tienen los laboratorios es que cada año, se añaden 50 productos distintos que pueden utilizarse como drogas de sumisión química. Así que, cada año se requiere que los sensores detecten nuevas drogas. Obviamente, en el mejor de los casos, los laboratorios siempre irán por detrás de delincuentes que utilizan drogas para la sumisión química.
Entonces, ¿hay alguna manera de mejorar la prevención contra la sumisión química, de proteger a las posibles víctimas y crear espacios más seguros contra la violencia sexual?
Un método que está demostrando su efectividad, día a día, son los tapavasos adhesivos. Los tapavasos cierran la bebida y no importa la droga que quieran utilizar los delincuentes, la bebida siempre está protegida. Si el delincuente trata de levantar el precinto, es muy fácil que se le rasgue y que se detecte que se ha intentado manipular ese vaso o copa.
Además de protección se requiere concienciación
La sumisión química es un problema real que, además de medidas de prevención y protección, requiere de campañas de información, sensibilización y concienciación.
Los tapavasos adhesivos son excelentes soportes para realizar campañas publicitarias de sensibilización y concienciación sobre la gravedad del problema. Y al ser una barrera física, los delincuentes sexuales tienen mayores problemas para consumar sus delitos. Entre una bebida sellada y una sin sellar, es obvio cuál elegiría el delincuente para perpetrar su delito.
El factor precio de los sensores químicos
Finalmente, también hay que señalar que, por el precio de un sensor químico para detectar drogas, se pueden disponer de decenas de tapavasos adhesivos.
Todas estas razones explican el éxito de los tapavasos adhesivos entre ayuntamientos y organismos públicos que quieren ofrecer la máxima seguridad a su público objetivo.
Conclusión
La experiencia ha demostrado que, a nivel preventivo, lo mejor es la utilización de tapavasos adhesivos, Y cuando surjan dudas, disponer de un sensor químico para detectar drogas, puede ayudar a seguir disfrutando de la fiesta con tranquilidad.
El sensor químico para detectar drogas